La figura de Poinsett es muy importante para poder entender el cambio en las relaciones entre la recién nacida nación mexicana y los españoles.

el embajador estadounidense promovió entre los mexicanos el odio hacia los españoles para poder expulsar a muchos de ellos a fin de que el gobierno estadounidense pudiera negociar fácilmente la compra de Texas por 5 millones de dólares. También trató de solicitar la cesión de lo que hoy es Nuevo México y las californias.  

Poinsett, en definitiva, jugó un papel significativo para marcar la relación actual entre México y España, en lo que se conoce como la “leyenda negra” hispanoamericana: promovió activamente narrativas que subrayaban el carácter retrógrado o despótico de España y su legado virreinal, posicionando a Estados Unidos (y sus ideas liberales) como antítesis de ese pasado.

En Chile, por ejemplo, su labor como “agente” se describe como la utilización de “soft power” norteamericano para vincular líderes criollos al modelo estadounidense.

En México, su comportamiento fue considerado tan intrusivo que llegó a acuñarse el término poinsettismo para referirse a la injerencia diplomática estadounidense. 

Desde esta óptica, Poinsett se convierte en un promotor moderno de la narrativa anti-española: al apoyar los movimientos independentistas, al implicarse en la redacción constitucional o institucional de los nuevos estados y al relativizar el legado del imperio hispánico, contribuyó a la construcción de un imaginario donde España aparece como enemiga contemporánea del progreso liberal-estadounidense.