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¿Es el iberismo un nacionalismo?

14 de julio de 2020

¿Cómo podemos hacer para revertir el auge del nacionalismo y recuperar a todos aquellos jóvenes que creen que el nacionalismo les puede dar las herramientas para coger las riendas de su futuro?

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El nacionalismo es un problema, en sentido absoluto. Modifica de raíz la conciencia de los pueblos, cambia su historia, y en mi opinión, enferma sociedades.

Venga de donde venga, se inventa un conflicto, buscando destacar aquello que separa y desune. Es una especie de narcisimo ideológico. Pero, ¿Hay alternativas?

Lo cierto es que sí. Pensamos que el iberismo puede superar las barreras que plantea el nacionalismo, donde la comunidad cultural y social prevalece sobre las características nacionales de los pueblos que la componen.

El Iberismo puede ayudar a superar las barreras que plantea el Nacionalismo.

Todos estamos orgullosos, de un modo u otro, del lugar dónde hemos nacido. Si Vd. es vasco, admirará su lengua y costumbres, igual que lo hace el asturiano, el catalán o el andaluz.

La heterogeneidad española nos ayuda a comprender mejor de dónde venimos y cómo podemos afrontar el futuro de común acuerdo, teniendo puentes y no levantando fronteras. 

Esa heterogeneidad es la que nos llevará al inexorable entendimiento con Portugal, unos vecinos que cómo los irreductibles galos de Astérix y Obélix, siempre está dispuesto a defenderse del invasor. 

Una heterogeneidad que nos ayudará a prescindir del nacionalismo español, que nada aporta, y que tantos frentes abre con otros nacionalismos periféricos, siempre prestos a buscar gresca con semejantes.

Einstein sobre el nacionalismo

Hubo una época donde vascos y catalanes, que últimamente son los que más banderas levantan en pro de una supuesta y sofista autodeterminación, eran quiénes defendían a pies juntillas, la unidad de una España envuelta en diversos cismas.

Y debo recordar a Miguel de Unamuno en estas líneas, que decía que “un vasco es doblemente español.” Y no siempre debemos recordar las hazañas de Blas de Lezo para clamar por la desaparición del nacionalismo. No fue una pulsera o una bandera la que hicieran que compartamos un destino común. Una cultura mezclada con años y años de distintas influencias que vienen a darnos señas de identidad, para nada inmutables pero sí puramente enriquecedoras. 

El Nacionalismo antepone las características nacionales a la comunidad cultural y social que une pueblos distintos

El movimiento iberista pretende que puedas defender la reunión, de nuevo de una civilización ibérica, con Hispanoamérica y la lusofonía unidas de la mano, para seguir avanzando como sociedad moderna y ajena de intereses particulares que nos distraen del verdadero objeto: Volver a querernos.

Mi vecino, sea del país que sea, no es diferente de mí,  tiene las mismas preocupaciones. Pero si además, compartimos una misma cultura, el vagón se convierte en locomotora.

Somos resultado de una mezcla cultural para nada inmutable pero sí puramente enriquecedora

El nacionalismo tiene muchas máscaras. En el artículo que te traigo me he centrado en los peninsulares, pero también tienes en boga el indigenismo iberoamericano. Sea uno o sea otro, lo cierto es que el Nacionalismo promueve la cultura estrecha, miope, corta de miras, en exceso sentimentalista y necesariamente exagerada. El nacionalismo es reprobable y debemos reflexionar por qué está teniendo tanto auge en nuestra Comunidad.

Y no, claro que el iberismo no es un Nacionalismo. El Iberismo no tienen enemigos externos. No quiere retornar a tiempos gloriosos, ni exaltar líderes. Promueve, bajo principios democráticos, la pacífica convivencia y el avance social y cultural. No echa en cara afrentas pasadas, pero sí las estudia para que no se repitan. El iberismo es una reformulación moderna, menos romántica y más ilustrada de las relaciones humanas, dentro de la cultura ibérica. Otras culturas harán lo mismo. Bien haríamos en empezar a promover el Movimiento Iberista.