
¿Existe la identidad iberista? Para poder responder a esta pregunta, deberemos primero analizar qué es la identidad. Y es que no es otra cosa que sentirse parte de algo común. Y veremos de qué formas y de cuáles no, nos podemos sentir parte de esa identidad iberista.
Habrá ocasiones en las que puedas tratar con nacionalistas o extranjeros. Y aprovecho este hueco para invitarte a saber si el iberismo es o no un nacionalismo. En el caso de los nacionalistas, vemos que tienen tienen una concepción sociohistórica de la Nación, puede que a veces exagerada, con la que han conseguido construir y mantener una independencia social y política. Pretenden, en conclusión, desde la heterogeneidad, homogeneizar una parte de la sociedad, en defensa de una patria a la que pertenecen y deben lealtad.
La identidad de los nacionalistas es la de homogeneizar una parte de la sociedad, dentro de la concepción sociohistórica de la Nación a la que dicen pertenecer.
En España tenemos el caso de las sociedades vasca y catalana. Ciertos sectores de su población, enarbolan la bandera del nacionalismo centrípeto, para construir una sociedad ajena al conjunto peninsular. Es por eso que, buscando por ejemplo la defensa de su lengua y cultura, pueden llegar a crear barreras que impiden una auténtica cohesión social.
Pero, ¡atención!, no debemos olvidar el nacionalismo español o incluso el portugués, que también pueden entrar a jugar en la partida, con la defensa de la nación histórica, la defensa del español o el portugués como lenguas invariables e insustituibles, y que también pueden llegar a ser un dolor de muelas para la construcción social de una sociedad moderna.

Por otro lado, tenemos un movimiento nuevo, que han tenido a bien llamar identitarismo, que a diferencia del nacionalismo, centra su actividad en un grupo social concreto, normalmente muy homogéneo y donde vemos una fuerte oposición a la mezcla cultural.
El identitarismo es un movimiento que está en auge en Europa y que podría entenderse a la perfección con cualquier tipo de nacionalismo, si ese movimiento llega a identificarse con esa concepción sociohistórica.
Los identitaristas centran su actividad en la protección y promoción de un grupo social, con una fuerte oposición de la mezcla cultural.
Pero, el identitarismo es más amplio si cabe, porque realmente existe tantas identidades como formas de ver la vida hay. Hay identidades políticas, nacionalistas, culturales, sociales, raciales, de género, corporativas, económicas… ¿Cómo podemos conseguir una identidad iberista entre tanta variedad? ¿Cómo construir una identidad sin ser nacionalistas ni ser identitarios? Pues te lo contamos…
Desde la Sociedad Iberista defendemos, no sólo que existe una identidad iberista, sino que dicha identidad es aglutinadora, integradora y por supuesto, muy heterogénea. Esa es la primera diferencia con el identitarismo. Aquí no hemos venido a ser mejores que nadie, sino que como buenos herederos del Imperio Romano, si algo nos gusta, lo asimilamos para nosotros. La identidad iberista no puede construirse sobre la endogamia cultural.
¿Por qué? Porque en esa identidad caben todos aquellos que defiendan la cultura que nos es común, que nos enriquece con cada receta de comida, con cada lengua o dialecto, baile o cante. Eso nos permite afirmar que la identidad iberista no es un identitarismo.
La identidad iberista no puede construirse sobre la endogamia cultural.
Pero claro, ¿puede la cultura ibérica asimilar a un ciudadano chino, indio o árabe? Pues no cabe duda que es realmente complicado, pero no imposible. Lo bueno de la comunidad ibérica es que ha sabido mestizar, saliendo siempre reforzada del canje. Coime, más diferencias que había entre mexicas y castellanos, y conseguimos adquirir amplios conocimientos en botánica, numeración y sistemas de registro o alimentos, dejando de lado sacrificios y canibalismo. Seguro que con culturas tan dispares como la india o la china, podremos hacer algo.

Es decir, la identidad iberista debe construirse sin la necesidad imperiosa de alimentar la concepción sociohistórica de una Nación concreta, pero tampoco podemos caer en el error de adoptar una identidad endogámica, sino más bien abierta a recibir influencias positivas, para la renovación de la sociedad.
Los árabes pueden aportarnos valores que en Europa se han perdido, como el sentido de comunidad o la importancia de las relaciones familiares, frente al individualismo imperante en la sociedades occidentales.
La sociedad india al igual que la china, que tantas diferencias tienen con respecto a nosotros, tienen un fuerte respeto por sus personas mayores. Bien nos vendría aquí poder quedarnos con un pedacito de su sabiduría, que tantas tortas nos evitaría.
Es posible una identidad para un iberismo del siglo XXI. Un iberismo en clave de cooperación, de intercambio, de políticas comunes en vista de formar una entidad fuerte en Europa, y con el horizonte de la unión política, es decir, una cultura y una identidad ibérica frente a otras «Europas», que nos invitan a la endogamia. Después de esto, yo ya me siento iberista, ¿y tú?