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Diogo Alves: El primer asesino iberista. Historia y maldición. La Buena Tarde RTPA

7 de diciembre de 2020

La Sociedad Iberista da a conocer a Diogo Alves en Asturias. Nos podrás escuchar en RTPA, los martes a las 18:05 horas.

Diogo Alves

No conoces a Diogo Alves, pero es el primer asesino iberista. Mató más que el Arropiero. Cifran en más de 100 personas asesinadas a mediados del siglo XIX. A continuación, dentro del programa La Buena Tarde en la Radio Pública del Principado de Asturias, hablaremos de Diogo Alves. De su historia y también de su maldición.

Por eso, tienes que verlo hasta el final. Tenemos imágenes increíbles que no puedes perderte.

Y como siempre, ¡no te preocupes!, nosotros resolveremos todas tus dudas. A continuación, te dejamos el vídeo con el audio del programa y una breve descripción. ¡Disfruta!

Diogo Alves fue un joven gallego que emigró muy pronto a Portugal, concretamente a Lisboa. 

Sería en la capital lusa, donde cometería un centenar de asesinatos. Junto a él, La Pareirinha, su pareja, la cual decían que le incitaba a cometer crímenes atroces.

También contó con la ayuda de Morro Partido y el Enterrador, quiénes juntos con Diogo, pusieron en jaque a la policía portuguesa. 

Fue en el acueducto de las aguas libres, donde distraían a sus víctimas para arrojarlas al vacío y simular así un suicidio. 

Portugal sufrió tal conmoción que aún hoy se recuerda a Diogo Alves

El gran número de muertes, y un error en uno de sus crímenes, permitió localizar a los asesinos, que fueron los últimos ajusticiados de Lisboa en la horca.  

Pero Diogo Alves, despertó una gran expectación médica y el auge de la frenología facilitó una dispensa real para cortarle la cabeza y estudiar su maldad. 

Fue así como, casi sin querer, hoy podemos ponerle rostro al mayor asesino de la Península Ibérica, porque su cabeza se conserva inalterable en un bote de formol en el departamento de anatomía de la facultad de medicina de la Universidad de Lisboa.

¿Quieres verlo? No te pierdas nuestro vídeo. Tienes imágenes increíbles de esa cabeza. ¿Su maldición? No descansar en paz, siempre con sus ojos abiertos, viendo pasar generaciones y generaciones de médicos que realizan sus pruebas de anatomía frente a la cabeza de Diogo Alves.