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Cuando el ejército portugués conquistó Madrid

15 de noviembre de 2019

Famosas son las batallas de Aljubarrota, Montijo o Alcântara pero, ¿sabías que Portugal llegó a conquistar Madrid?

En 1706, la corona hispánica estaba inmersa en plena guerra civil por la disputa de poseer el cetro del Imperio español. De un lado el Borbón Felipe V de Anjou, del otro el Austria Carlos Francisco de Habsburgo. 

Un ejército compuesto por portugueses y británicos que apoyaban los derechos sucesorios del candidato austracista, penetraron en Castilla con un ejército de 14.700 portugueses y 4.200 angloholandeses, bajo el mando del 2.º marqués de Minas , D. António Luís de Sousa. Conquistaron varias plazas, como Ciudad Rodrigo, Plasencia, Coria o Salamanca, hasta llegar a Madrid, obligando a la familia Real a huir a Burgos.

El Marqués de Minas tomó Madrid sin entablar combate y proclamó como Rey al Archiduque Carlos, que entraría en la ciudad a finales de junio de 1706.

No obstante, ante la falta de apoyos que encontró en Madrid, sumados a los problemas de abastecimiento de víveres para el ejército aliado, el Archiduque decidió abandonar Madrid solo un mes después para dirigirse a Valencia. 

El 3 de agosto Madrid volvía a estar en manos de los borbónicos, que se dedicaron durante tres días al saqueo y al robo de las casas de los acusados, con razón o sin ella, de ser austracistas.

El Marqués de Minas, tras iniciar una retirada táctica al Reino de Valencia, reanudó la ofensiva y presentó batalla en los campos de Almansa y perdió la batalla. 

Como consecuencia de esta batalla, el Reino de Valencia fue ocupada por las tropas borbónicas, sus fueros abolidos, junto con los de Aragón. 

¿Sabías qué?

Játiva fue incendiada por los borbones, razón por la cuál, en el museo de  L’Almodí expone un cuadro de Felipe V boca abajo.

Tras la derrota en Almansa, en la actual Comunidad Valenciana todavía pervive el dicho: «Quan el mal ve d’Almansa, a tots alcança» (Cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza), o «De ponent, ni vent ni gent» (De poniente, ni viento ni gente), recordando esta derrota. Este último recuerda bastante al dicho portugués “De España ni buen viento ni buen casamiento”.

Los portugueses consideran la toma de Madrid como un hecho de justicia divina contra la toma de Lisboa por parte del Gran Duque de Alba, en tiempos de Felipe II.