Las Leyendas de Portugal surgen de las profundidades de la rica historia de nuestro país vecino. Un tejido de narraciones fascinantes que perduran a lo largo de los siglos, transmitidas de generación en generación, trascendiendo hasta la actualidad.
Un legado inestimable que revela los valores, los temores y los anhelos arraigados en el corazón del pueblo portugués. En este artículo, nos adentraremos en este mundo, trayéndote 5 leyendas de Portugal que podrás disfrutar a continuación:
*Por cierto, una de ellas es falsa. ¿Sabrás cuál es? La solución, al final del artículo.
La Leyenda del gallo de Barcelos
La primera que te traigo es una de las Leyendas más famosas de Portugal. Y seguramente muchos la conoceréis. Pero, por si hay algún despistado, la cuento rápidamente…
La Leyenda se llama en portugués “Lenda do Senhor do Galo”. Y cuenta la historia de un peregrino que a su paso por la ciudad de Barcelos, una localidad cuya iglesia “Matriz Santa Maria la Mayor” está azulejada completamente en su interior, es acusado de robar dinero a un terrateniente.
Y claro… con este Sindiós montado, había que hacer justicia. El peregrino que no lo vio venir, pidió como última voluntad que le llevasen a un juez… que sería el de paz de la época. Cuando llegan allí al juzgado, al juez le pillan comiendo un gallo asado. Y dijo que peregrino… ésta es la mía.
Señor Juez, le dijo, si el gallo ese que tiene Usted ahí se levanta y canta, quiere decir que soy inocente.
Allí en el juzgado no sabían que hacer. Se miraban los unos a los otros. Y cuando el peregrino pensaba que se libraba, el juez decidió mandarle a la horca. Quiso la fortuna que el verdugo estuviese en prácticas y hiciese el nudo «regulinchi», así que, cuando fue ahorcado, el peregrino no se ahogó.
Pero para sorpresa de todos, no acabó de caer, cuando empezó a cantar el gallo del juez. Y claro, con tal milagro, tuvieron que soltar al peregrino, que pudo seguir su camino hasta Santiago de Compostela.
La serpiente de Fonte Fría
Mientras que San Jorge mataba al dragón, en Portugal tenían problemas con una cobra malvada. Estamos en la región de Tras-Os-Montes. Así que como el flautista de Hamelín estaba muy ocupado con unas plagas de ratas, decidieron llamar a Don Duarte, un noble caballero, amiguete de Don Quijote, que se enfrentó a la terrible serpiente.
Ardua fue la lucha, pero Don Duarte consiguió clavar la espada en el corazón de la serpiente. Y gracias al valor del caballero, las aguas de la Fonte Fría, tienen efectos curativos para quién la prueba.
No he logrado localizar esa fuente en la región de Tras-Os-Montes pero sí aconsejaré la Fonte Fría del bosque de Bussaco, cerca de Coimbra.
La Fundación de Lisboa
Hay una cosa que se le olvidó a Homero comentar en la Odisea. Y es hay una leyenda que dice que Lisboa fue fundada por el propio Ulises, el general heleno le pondría Olissipo a la capital portuguesa, que en griego significaría “tierra de serpientes”.
Allí estuvo un rato, dejando enamorada a la diosa Ofiusa, hasta que se acordó de Penélope y le entró la morriña. Así que se montó de nuevo en su barco y marchó en busca de Ítaca.
Cuentan que tras su partida, la ciudad quedó desolada y que Ofiusa, sacudió todo el estuario del Tajo, formándose las actuales siete colinas de la ciudad.
La Leyenda de la boca del infierno
Otra de las Leyendas de Portugal, nos lleva hasta Cascais, cerquita de Lisboa, podrá ser testigo de una de sus leyendas más famosas: A Boca do inferno.
Y todo es por culpa de un Merlín muy malo, que vivía en un castillo de la región. El viejo quería casarse y no le valía cualquiera, así que buscó a la joven más guapa de la zona.
Tan guapa era que la encerró en una torre y puso a uno de sus caballeros a custodiarla, no fuera a que se le quitasen.
El Lancelot de turno, como era muy parlanchín, pues empezó a hablar con la joven, hasta que se enamoran ambos perdidamente.
Como si de Paris y Helena de Troya se tratase, decidieron huir juntos. El mago malvado, con su bola de cristal, como si fuera Saruman, se cabreó pero bien y con un conjuro muy chungo, hizo que una violenta tormenta golpease las rocas por donde huían los amantes. La tierra se hundió bajos sus pies, tragándose al caballero y a la joven mujer.
A causa de este terrible suceso, los habitantes de la zona, conocen la zona como boca del infierno. Por si alguno se anima a ir por la zona, que tenga cuidado donde pisa, sobre todo si va con la mujer de otro.
Las Siete ciudades
Finalizamos nuestro viaje en las Islas Azores, en la isla de San Miguel, que tiene dos lagunas, separadas por un puente. Esas lagunas tienen una curiosidad, y es que el agua de una laguna es verde y la de la otra es azul.
Y eso se debe a un rey atlante. No tenía hijos y se moría de ganas por ser padre. Una noche se acostó y tuvo una revelación: Sería padre de una niña. Pero ese don, venía con un castigo. No podría verla en veinte años.
Decidió mandarla a la isla de las siete ciudades o Antillia, como se la conocía. Allí fueron pasando los años de esta princesa. Y al mismo tiempo que crecía la niña, lo hacía también la ansiedad de los padres por conocerla.
Así que… el Rey decidió desafiar a los Dioses. Se planta el monarca ante las murallas de la ciudad donde estaba su hija. Y los dioses, que no se creían tal blasfemia, decidieron reventar el gran volcán de la isla, el cual, entró en erupción.
Las siete ciudades desaparecieron, con la hija del rey en su interior, en tan terrible cataclismo. Y de ahí, surgirán estas lagunas. Unas lagunas que aún conservan los zapatos verdes y el sombrero azul de la princesa. Y de ahí, el color distinto de las lagunas de San Miguel.
Y colorín colorado, estas leyendas san acabado… ¡Ah! La falsa era la de la Fonte Fria.
Adrián Gebé
Coordinador General de la Sociedad Iberista, conferenciante y divulgador iberista.