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¿Cómo se celebra la Navidad en Portugal?

23 de diciembre de 2019

¿Existen muchas diferencias entre las navidades españolas y las portuguesas? ¡Pues alguna hay! Hoy te dejamos algunas...

Las Navidades en Portugal son unas fiestas muy familiares que se celebran con los seres queridos. Existen muchas tradiciones de Navidad en Portugal que varían de una región a otra, algunas de ellas son herederas de antiguas tradiciones normandas, pero la mayoría son de origen católico.

El madero de navidad

Un elemento típico que nunca falta en la Navidad portuguesa es el fuego. En Portugal, es costumbre encender hogueras en Nochebuena, quemando leña y tocones, cuánto más grandes mejor. Esta tradición antigua simboliza el triunfo de la luz sobre las tinieblas y por ello, cuanto más tiempo arda el fuego, mejor será el Año Nuevo.

En el interior del país, la Navidad se caracteriza por la ceremonia de la quema del Madero, durante la noche del día 24 de Diciembre. Se realiza, sobre todo, en el área que va de Trás-os-Montes hasta el Alto Alentejo, abarcando localidades de los distritos de Bragança, Guarda, Castelo Branco y Portalegre.

Es una manifestación con vocación de convivencia, en la que se comparte la costumbre privada de reunión alrededor de la chimenea, consolidando la cohesión del grupo local. Consiste en una gran hoguera que se realiza en el atrio de la iglesia, o en otro lugar semejante de organización social y espacial, donde la población se reúne después de la Misa del Gallo. La hoguera llega a alcanzar la altura de la iglesia, ardiendo toda la noche hasta que se apaga. Sus restos se guardan para su consumo a lo largo del Inverno.

La celebración de la Navidad en Portugal nos deja la Consonada, las cruces de harina o las marionetas de Porto.

A consoada

En la cena de Nochebuena, el bacalao,  plato nacional portugués por excelencia, suele ser el protagonista. Lo típico es prepararlo como se hacía antiguamente, con berza, patata, zanahoria y huevos.  En otras zonas de Portugal, en cambio, es costumbre cenar pavo en lugar de bacalao.

 

Entre los aperitivos, sobretodo al norte del país, es muy habitual incluir pulpo y jamón ibérico. De postre se toman los filhoses (dulces tradicionales fritos) y el Bolo Rei (un bizcocho relleno de frutas confitadas que equivale al roscón de reyes español). También se toman frutos secos y se asan castañas que se acompañan con vinos y orujo.

 

Algunas familias colocan lugares extra en la mesa para invitar a las almas de los fallecidos, esperando atraer su  protección y buena fortuna en el Año Nuevo. Se trata de una costumbre antigua y que hoy en día ya no es muy habitual.

Las cruces de harina de Benquerença

En Benquerença (en la región de Castelo Branco), donde no se celebra la Misa del Gallo, los jóvenes recorren las calles con platos de harina dibujando cruces blancas en las puertas de las casas. Cuenta la tradición a propósito de esta costumbre que uno de los soldados de Herodes, mientras buscaba a Jesús por las calles de Belén, dio con la puerta trasera del lugar donde se ocultaba la Virgen María con el Niño Jesús y la marcó con harina antes de ir a buscar ayuda. Cuando volvió con el resto de la soldadesca descubrió espantado que todas las puertas de la calle estaban marcadas con la misma señal.

Matanzas en Madeira y Azores

En Madeira la «lapinha» es la reina de las fiestas de Navidad. Se trata de una especie de belén que se recrea en una escalera de tres peldaños y que se decora con plantas de lenteja, trigo o centeno, con panes y con una tradicional lamparita de aceite. Es costumbre en Madeira y en las Azores sacrificar a un cerdo días antes de las fiestas navideñas para elaborar los suculentos platos de esos días y del resto del año.

Marionetas de Oporto

Desde 1989 la Navidad de Oporto comparte protagonismo durante el mes de diciembre con el Festival Internacional de Marionetas, que aunque está destinado especialmente a un público adulto, organiza también paralelamente un circuito para las escuelas.

El chocalheiro de Bemposa

En la región norteña de Bemposa se siguen celebrando del 26 de diciembre al 1 de enero los «días del cencerro». Se trata de una tradición que consiste en subastar una máscara que otorga al licitante que puja más alto el mandato del cencerro, que le permite salir a medianoche a pedir limosna de casa en casa para la iglesia, aunque además se suele aprovechar la licencia para dar rienda suelta a otros actos menos benévolos como perseguir a las mujeres del pueblo.