La realización de una película rigurosa con nuestra historia es algo a tener en cuenta. De hecho podría ser imprescindible si queremos conseguir nuestro objetivo: Desmentir la Leyenda Negra.
Sin embargo, el cine, como forma de expresión artística, tiene la capacidad única de introducir a los espectadores en una trama imaginaria y emocionante.
Tendremos que lidiar entre una rigurosa historicidad y una ficción entretenida.
Y aunque sí tenemos la intención de que la película cuente los hechos históricos tal y como fueron, no podemos negar que existe un encanto innegable en las producciones que se aventuran en el terreno de la ficción. Una historia rigurosa sin la conveniente liberalización artística, puede resultar restrictiva y hasta aburrida para el público. Algo que debemos, sin duda alguna, evitar.
Sabemos que, incluir ficción en los hechos históricos, permitirá a cineastas y guionistas explorar libremente nuevas ideas y conceptos sin estar limitados por las restricciones de la realidad. Una forma ideal para poder desarrollar personajes intrigantes y tejer tramas emocionantes que cautivan a la audiencia. Ojalá pudiésemos contribuir a tener una película que sea recordada por una escena, por una frase o por una banda sonora.
Bajo la premisa de «dato mata relato», debemos optar por incluir escenas de ficción, que nos permitan llegar a un público más amplio. Y es que, las películas históricas pueden abrumar por su cantidad de información y desinteresar al público, especialmente joven, al que poco o nada le interesa este proyecto.
La ficción, en cambio, tiene el poder de atraer a una audiencia diversa, ya que no está limitada por las expectativas de conocimiento histórico y permite que cualquier persona, independientemente de su fondo, se sumerja en la historia.
La película tiene que ser atractiva para el público más joven, al que interesa formar en contra de la Leyenda Negra
La creatividad desatada por la ficción también fomenta la innovación en la cinematografía. Los cineastas pueden experimentar con estilos visuales, efectos especiales y narrativas no convencionales para crear una experiencia cinematográfica única. Este enfoque más libre estimula la creatividad tanto en la dirección como en la producción, llevando a la creación de películas que desafían las convenciones y dejan una impresión duradera en la audiencia.
Además, al optar por la ficción, se elimina la presión de representar eventos históricos de manera precisa, lo que puede resultar liberador para los actores y el equipo creativo. Incluso se pueden incluir escenas que seguramente no haya evidencias históricas de su existencia, pero que sin embargo, sobreviven en el imaginario colectivo del espectador. Tal es así que se sabe que Boabdil no escuchó nunca la frase de «Llora como una mujer, lo que no supiste defender como un hombre».
La inclusión de poderosas escenografías normalmente es gracias a la introducción de algo de ficción
La inclusión de estas poderosas escenografías, permiten una interpretación más personal de los personajes y sus interacciones, agregando capas de complejidad emocional y permitiendo a los intérpretes explorar diferentes aspectos de la condición humana sin las restricciones de la realidad histórica.
En conclusión, hacer una película que apueste por la ficción sin caer en una estricta y rigurosa historia, ofrece una serie de ventajas significativas. Desde la libertad creativa hasta la capacidad de llegar a un público más amplio, la ficción permite a los cineastas explorar nuevas fronteras y ofrecer experiencias cinematográficas emocionantes y memorables. Al liberarse de las cadenas de la precisión histórica, el cine se convierte en un medio aún más poderoso para expresar ideas, provocar emociones y transportar a los espectadores a mundos donde la imaginación es la única regla.
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